Con este plato el joven Peio Picabea quiere homenajear a su autor Faustino
Jiménez y que por su condición de
carnicero sabía como nadie las propiedades
de un ave como el pollo hasta
el punto de convertirlo en uno de los
referentes de Istingorra. Este plato
pone de relieve toda una época en la
que comer pollo es una cuestión de
lujo. Por ese motivo a ese valor endógeno
que tenía el pollo se le añadieron
otras variantes hasta ensalzarlo
como un elemento básico de la gastronomía.
Faustino Jiménez era un
gran cocinero, no sólo a la hora de
guisar, sino en la presentación tan
exquisita y esmerada que hacía de los
platos al servirlos en la mesa. Gracias a
esta formación tan completa, Faustino
Jiménez fue merecedor de numerosos
premios y ganador de varios concursos
gastronómicos.